Crónica de una muerte anunciada
12 de octubre de 1492
Un grupo de conquistadores españoles llega a América sembrando a su paso una serie de calamidades y enfermedades nunca visto en este territorio, que no era virgen ni mucho menos. Por el contrario, en este lugar soñado, y riquísimo en recursos naturales y metales, existían varias civilizaciones que tenían valores radicalmente opuestos a los de los recién llegados.
Estas comunidades aborígenes vivían de acuerdo a las leyes de la Naturaleza, adoraban a la Pachamama, la “madre Naturaleza”, alimentándose de lo que ella produce naturalmente, sin esfuerzo, y ya habían ideado unos complejos sistemas de riego y unas construcciones de increíble valor arquitectónico para cuando los españoles llegaron.
El escritor uruguayo Eduardo Galeano en su libro Las venas abiertas de América Latina ilustra este hecho en forma sarcástica: “En 1492, los nativos descubrieron que eran indios, descubrieron que vivían en América, descubrieron que estaban desnudos, descubrieron que existía el pecado, descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo. Y que ese dios había inventado la culpa y el vestido. Y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol y a la luna y la tierra y a la lluvia que la moja".
A partir de esa fecha las condiciones de vida de los pueblos originarios cambiaron radicalmente: los que sobrevivieron a las pestes que trajeron los europeos a estas tierras, a los forzosos trabajos que estos les imponían… se fundieron con los españoles dando lugar a lo que se denominó "sistema de castas", un orden basado en la desigualdad étnica y a distinto tipo de discriminaciones, que se generalizarían en todos los aspectos: social, económico y político. Los mestizos, castizos y mulatos sabían cuál era su lugar en esa sociedad, y sabían que sólo un milagro los sacaría de su triste existencia.
Desde el año 2010, y a partir de un decreto presidencial, el antiguo "Día de la Raza" ha pasado a llamarse “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”, en clara alusión a una sociedad más democrática, más inclusiva y abierta.
El pueblo Qom, uno de los pueblos originarios de nuestro suelo, viene reclamando desde hace ocho meses en la Avenida de Mayo para que escuchen su reclamo de 7000 hectáreas de tierra en la provincia de Formosa. Los aborígenes de esta provincia -donde hay unas 110 comunidades en total- piden ser recibidos por la Presidenta para debatir y encontrar soluciones, y exigen además que la Corte Suprema haga cumplir las leyes nacionales y los tratados internacionales que los protegen, como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Ojalá su pedido pueda ser escuchado, de modo que los derechos de las comunidades originarias no terminen como letra muerta en un papel… en nosotros está apoyar el reclamo de estos hermanos, que tantos padecimientos e injusticias han atravesado.
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